Día proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 2007, con el objetivo de conmemorar y reconocer «la función y contribución decisiva de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».
Las mujeres rurales dependen en su mayoría de los recursos naturales y la agricultura para subsistir y mantener a sus familias. Ellas representan una cuarta parte de la población mundial. En los países en desarrollo, las mujeres rurales suponen aproximadamente el 43% de la mano de obra agrícola y producen, procesan y preparan gran parte de los alimentos, recayendo sobre ellas la gran responsabilidad de la seguridad alimentaria para el consumidor final.
Considerando su labor, el acceso a recursos agrícolas productivos aumentaría su contribución a reducir el hambre y la pobreza en el mundo.